Cuestiones que, por norma general, todos creemos conocer por simples y cotidianas, se complican sobremanera cuando se quiere profundizar en ellas. Es lo que sucede con el significado, sentido e interpretación de las palabras.
Ante una cuestión tan obvia como: —¿Las palabras tienen significado?— Responderíamos con un: —Sí, claro que tienen. En efecto, solo tenemos que acudir a un diccionario como el de la RAE y comprobar que esto es así.
En cualquier diccionario encontraremos un inventario de palabras y su significado. Ahora bien, si tenemos en cuenta que cualquier palabra ha obtenido su significado a causa de la humana necesidad de referir a una acción, a un estado o a un ente, ya sea material o o inmaterial, real o inexistente (y muchas otras dicotomías), podemos determinar que las palabras son volubles a las necesidades referenciales de cada época o sociedad.
De ahí que existan neologismos que designan nuevas realidades, o que palabras ya existentes modifiquen o añadan acepciones a su significado. O simplemente desaparecen porque la realidad que designaban ya no existe, o no se ha adaptado a la nueva realidad.
Significado
Un ejemplo lo tenemos en la palabra “chatear”, hasta 1992 las acepciones que encontrábamos en el Diccionario de la RAE eran:
«1. tr. And. Hacer con la azada en los terrenos llanos una pileta mayor que la serpia, a fin de extirpar las hierbas y recoger las aguas» «2. tomar chatos de vino»
¿Qué te parece? Una pileta mayor que la serpia, tomar chatos de vino… ¡¡¡Casi nada!!!
Pero, si chatear es eso que haces todos los días con tus amistades… ¿No? Pues sí, así es, hasta la odisea no espacial del diccionario del año 2001, no aparece el significado que casi todos entendemos en la actualidad para chatear.
Además, se mantiene el de beber chatos de vino y desaparece el otro. Por tanto, en primer lugar, se puede afirmar que las palabras no tienen un significado fijo e inamovible.
Vamos a ir un poquito más lejos, por lo que el tema se nos va a complicar un tanto, pero un tanto chiquitín, ¡eh!, un lector inteligente como tú no tendrá problemas para entenderlo:
Las palabras por sí solas no significan nada. Esto es, una palabra solo cobra sentido dentro de una proposición.
Es decir, dentro de su relación con otras palabras. Y las proposiciones a su vez, solo adquieren sentido dentro de un contexto a través del uso. Esta cuestión se deriva del debate filosófico, en concreto, de la filosofía del lenguaje, que plantearon la diferencia entre significado, sentido e interpretación.
Sentido
Uno de los primeros filósofos que cuestionó el lenguaje fue Wittgenstein. Ya en el prólogo a su Tractatus Logico-Philosophicus (vaya nombres se gastaba el Ludwig) advierte a sus lectores de que:
«todo aquello que puede ser dicho, puede decirse con claridad: y de lo que no se puede hablar, mejor es callarse»
(Sin duda, hay quienes deberían de aprender Callatoria).
Para Wittgenstein, el lenguaje es un disfraz del pensamiento, puesto que este es una forma en sí mismo que recubre otra forma distinta de aquel. Es decir, nos da una configuración acerca del pensamiento, pero no es el pensamiento en sí.
Por eso, «la aplicación del signo muestra lo que no está expresado en él. La aplicación declara lo que el signo esconde» y lo signos solo tienen valor dentro de una proposición. Porque «solo la proposición tiene sentido; solo en el contexto de la proposición tiene el nombre significado» y «las proposiciones solo pueden ser comprendidas si los significados de estos signos son ya conocidos» (Wittgenstein, 1981:57).
De esta forma, Wittgenstein establece la diferencia entre significado, sentido e interpretación, y determina que:
«los límites de mi lenguaje significan los límites de mi mundo»
Wittgenstein, 1981: 163
En efecto, la distinción realizada por el filósofo alemán se nos muestra clara. En primer lugar, se establece la premisa apriorística de conocer el significado de los signos (por ejemplo, el de los diccionarios).
Si no se conoce el significado de un signo, no se podrá utilizar el mismo de forma adecuada. En segundo lugar, el uso de un signo solo cobra sentido a través de su empleo en una proposición. Es decir, el significado de un signo significa solo en su relación con otros signos en su conexión proposicional (para entendernos, dentro de la oración).
En tercer lugar, los significados cobran sentido solo dentro del contexto de la proposición. Así pues, el significado está condicionado por el contexto en el que se desarrolla la proposición.
Finalmente, tanto en el uso de los signos y sus significados como en el de las proposiciones y su sentido está implícito el silencio de todo aquello que se oculta a la expresión. Es decir, en la interpretación del sentido sígnico y proposicional al seleccionar un valor significativo estamos silenciando los demás. Pongamos un ejemplo para entenderlo mejor:
En el cortometraje cinematográfico Mirindas asesinas del director vasco Alex de la Iglesia, vemos como el guion se basa en un juego argumental entre lo expresado y lo interpretado.
Nada más comenzar el cortometraje, el personaje recreado por el, ya eterno, actor Alex Angulo, entra a un bar y le dice al camarero:
—«Me da una Mirinda»
Este se la sirve, el cliente la toma y se muestra dispuesto a marcharse sin más. Ante esto, el camarero reacciona pidiendo el pago de la Mirinda, siendo la respuesta del cliente:
— «¿Cómo que no la he pagado? ¿Y por qué habría de pagarla? Yo le he dicho que me diera una Mirinda, no que se la pagaba»
El camarero sigue insistiendo en que ha de pagar las ciento veinte pesetas de la consumición y el cliente se desespera con un:
—«¡No me entiende! ¡No me entiende! Le pido que me dé una Mirinda y me la da y ahora me la quiere cobrar. Siempre la misma historia…».
(Si es que hay cada camarero por ahí… ¡¡¡Mirindas gratis para todos!!!)
¿Sabías qué?
La Pragmática es la disciplina o corriente lingüística que se encarga de estudiar el lenguaje en relación a las circunstancias de la comunicación.
Interpretación
De esta forma, se produce una discusión entre camarero y cliente a cuenta de la interpretación de «Me da una Mirinda», donde el cliente se atiene a la significación literal de la proposición sin tener en cuenta el contexto.
Es decir, no es lo mismo estar en tu casa y pedirle a un familiar que te de una Mirinda, que hacer lo mismo en un negocio, puesto que en este último lugar, la implicatura que se infiere de «Me da una Mirinda» es «Me vende una Mirinda».
El cortometraje está plagado de situaciones en las que se produce una controversia entre la significación literal y la inferencia contextual, si bien, casi todas son resueltas con macabro resultado por parte del director.
Este ejemplo nos sirve para clarificar la cuestión. El significado de “dar” en el diccionario no refiere en ninguna de sus acepciones a “vender”. En cambio, todos, menos el cliente homicida, entendemos que en el cortometraje el significado de dar es vender. Por tanto, podemos establecer en segundo lugar, que el significado está condicionado por el uso en contexto de la palabra.
Por último, tenemos la sensibilidad del receptor, es decir, su capacidad para interpretar lo que se le transmite. Como hemos podido comprobar, el cliente de Mirindas asesinas, tiene su particular forma de entender lo que es realizar una petición en un bar.
Pero, el tema de la recepción y la interpretación es una cuestión que requiere una explicación más profunda, puesto que nos refiere a conceptos, tales como codificación, inferencia, o implicatura, que precisan un nuevo artículo.
Esperamos que con nuestra entrada significado, sentido e interpretación, os haya quedado clara la diferencia entre ellas y cómo afectan a la forma en la que nos comunicamos.
Bibliografía:
WITTGENSTEIN, Ludwig (1981). Tractatus Logico-Philosophicus. Alianza Editorial SA. Madrid.
Me recuerdas mis tiempos mozos en que estudiar Sentido y Referencia de Frege y Russell era el pan nuestro de (mi) cada día. Échale un ojo, era curioso. La definición ostensiva de Wittgenstein también va por ahí. Entonces, ¿te puedo vender un curso de Callatoria? ¿O me lo das tú gratis? 😉
Gracias por las referencias de Frege y Russell. Les haré una visita. La Callatoría está proscrita en esta web, aquí hablamos hasta por los codos 🙂
P.D: Sentido y Sensibilidad, de mis películas favoritas desde que tenía quince años… poesía, ternura y humor. Preciosa.
El título original iba a ser Significado, sentido e interpretación, pero he tenido que reprimirme para no usar Sensibilidad en lugar de Interpretación…