Posverdad y lenguaje es un análisis desde el punto de vista lingüístico y comunicativo de un fenómeno tan antiguo como efectivo, pero que en nuestros días han dado en llamar posverdad o fake news. Nos referimos a la manipulación de la información/sociedad.
En efecto, en no pocas ocasiones hemos escuchado aquello de que la información es poder y, sí, así es. Un poder muy efectivo que todos quieren dominar o controlar. Puesto que a través de los medios de comunicación se emiten y expanden las corrientes de opinión que pueden ensalzar o tumbar a cualquier ente físico o jurídico, dígase desde un gobierno o empresa a un deportista o famoso de turno. Dicho de otro modo, cualquier grupo que pretenda influir en la sociedad ha de saber manejar los canales de información disponibles para difundir su mensaje y, a su vez, defenderse de los contrarios.
Los seres humanos somos gregarios por naturaleza. De este modo, tendemos a asociarnos en grupos, lo que nos lleva a sentirnos identificados con tales o cuales corrientes de pensamiento, intereses o lo que fuere —política, cultura, deporte, ocio, etc.—, y, créeme, todos estamos dentro de la sociedad, en consecuencia, nadie es ajeno a esto.
La sociedad como un prisma
Así, si entendemos la sociedad desde una perspectiva polisistémica, esto es, la teoría de Even-Zohar que propugna que los modelos de comunicación humana están regidos por una serie de elementos dispares que conforman un todo, pero en el que cada una de sus partes está en conflicto con las otras por ocupar el centro. En otras palabras, la sociedad está compuesta por diversos grupos de interés —político, económico, cultural…—, que se enfrentan entre ellos por ostentar el poder o la hegemonía.
En este contexto de enfrentamiento por el poder es donde entra en juego el control de los mensajes que se emiten a la sociedad. Porque al igual que somos gregarios, también somos influenciables. Por tanto, los unos y los otros contienden por atraer a su ideario al mayor número de personas posibles.
La irrupción de las redes sociales, ha permitido que exista un canal instantáneo de comunicación. Cualquier emisor es capaz de transmitir un mensaje que puede ser recibido al momento por miles de personas, y estos a su vez interactuar o retransmitir dicho mensaje.
Dicha prodigalidad ha dado lugar a fenómenos como la infoxicación, es decir, la saturación por exceso de información, o el que estamos tratando aquí, la posverdad. El exceso de información nos limita la reflexión. Ante tanta información buscamos lo breve, el tuit.
Fake news o posverdad
La posverdad implica eso, una simplificación del mensaje. Una reducción que apela más a lo emocional que a lo racional. Lo importante no es el mensaje en sí, sino tu adscripción emocional al grupo. Un maniqueísmo manifiesto, los míos son los buenos, los otros son los malos. Todos buscamos sentirnos bien, creernos mejores, así que si estos me dicen que nosotros somos los mejores, solo puedo colegir que es lo correcto, lo verdadero. Lo demás no importa. Me siento bien porque pienso lo correcto, lo bueno, estoy con los mejores. Los otros están equivocados, son los malos, el enemigo. Así, dicho con posverdad y lenguaje:
La principal de las funciones del lenguaje es la de la comunicación, el lenguaje nos sirve para comunicarnos. (Jakobson)
Entre las propiedades del lenguaje está la prevaricación, esto es, el lenguaje nos permite emitir mensajes falsos, mentir. (Hockett)
El lenguaje se materializa en el signo lingüístico: fonemas, morfemas, palabras, proposiciones, oraciones, textos, discursos… (Coseriu)
El signo lingüístico es de carácter simbólico, así como también arbitrario. Es decir, no existe nada en la palabra “gato” que señale a su referente en la realidad (el animal) ni tampoco hay ningún motivo para que con dicha palabra designemos a ese animal, podría haber sido, qué sé yo, “fufi”. (Saussure)
Simbolismo y percepción
Como el lenguaje es simbólico, a través del lenguaje explicamos la realidad de forma simbólica. Esto es, a través del lenguaje no somos capaces de expresar ni abarcar ni conocer toda la realidad. (Popper/Wittgenstein)
Si no somos capaces de conocer con exactitud la realidad, lo importante es la percepción. (Kant)
En consecuencia, cualquier realidad se puede condicionar a través de la percepción que se reciba de esta. Así, todo es relativo.
Es por ello que no importa que un hecho sea cierto o falso, lo fundamental es que tú pienses que puede ser de una u otra manera.
Las tautologías
Para ello, la simplificación del mensaje adquiere un especial relieve.
De ahí el abundante recurso al eslogan, a la sentencia, al mensaje copulativo, a la tautología.
Cualquier definición es una regla sígnica donde A = B, así gato = mamífero carnívoro de la familia de los félidos… (RAE)
Cualquier definición es una simplificación de la realidad. Cualquier gato es un gato, siendo todos y cada uno de ellos distinto, pero todos son un gato.
De este modo, se trata de crear reglas sígnicas: todos los del Partido Gatuno son unos corruptos, de donde Partido Gatuno = corruptos; los de la Coalición Gatomaquía son unos radicales, de donde Coalición Gatomaquía = radical, así todos serán corruptos o radicales según el caso.
La tautología es incondicionalmente verdadera, por ejemplo: María es como es. Lo que realmente no expresa nada. ¿Cómo es María? Como es. Es un mensaje vacío.
Igual sucede con el eslogan o la sentencia, mensajes cortos que sirven para una cosa y para la contraria: ¡El futuro es de los gatos! Pero también se podría decir: ¡El futuro es de los perros! En ambos casos no estamos diciendo nada. Son mensajes vacíos.
Los mensajes vacíos han de ser completados por el receptor. Así, cada uno interpretará lo que su sentir y experiencia le indique. Este es el fin último de la posverdad, omitir cualquier referencia a la racionalidad, a la reflexión. Se trata de apelar al sentimiento, a lo más instintivo de nuestro cerebro: bueno/malo, amigo/enemigo, a favor/en contra.
Recapitulando
Conocer los mecanismos del lenguaje y la comunicación nos permiten discernir con mayor capacidad la intencionalidad última de quien emite el mensaje. Después, ya está en la voluntad de cada uno adherirse o no a lo dicho.
Posverdad y lenguaje ni es verdad ni es lenguaje.
Posverdad y lenguaje es lo que es.
Posverdad y lenguaje es el futuro de la comunicación.
Tal vez unos sean más virtuosos que otros. Pero, que no te engañen, tú no les interesas. Como bien nos recuerda mi querido compañero Pepe en sus Tarascadas, todos quieren lo mismo, el poder.
Bibliografía:
Byung-Chul, Han (2014): En el enjambre. Editorial Herder. Barcelona.
Byung-Chul, Han (2015): Psicopolítica. Editorial Herder. Barcelona.
Popper, Karl (2007): Conocimiento objetivo. Editorial Tecnos. Madrid
Wittgenstein, Ludwig (2016): Tractatus lógico-philosophicus. Alianza Editorial. Madrid.





