El principio de relevancia en la comunicación se puede estudiar desde diferentes perspectivas. Sin lugar a dudas, el principio de relevancia surge del enfoque pragmático de la comunicación, en consecuencia, es necesario establecer los parámetros que se establecen en el proceso comunicativo. Vamos a analizar dichos factores:
La voluntad de entenderse
En una interlocución comunicativa entre dos o más personas entran en juego numerosos factores que inciden en la comunicación, pero ante todo ha de prevalecer en los interlocutores la voluntad de entenderse. Es decir, la voluntad de cooperar en la comunicación para que la intención expresiva del emisor coincida con el sentido interpretado por el receptor.
El hecho de que seamos capaces de entendernos a pesar de la diferencia entre lo que expresamos literalmente y lo que queremos comunicar ha sido estudiado desde diversos campos del conocimiento.
El filósofo Paul Grice realizó una de las propuestas más conocidas al respecto. Según Grice, en un intercambio comunicativo los interlocutores se comportan como si existiera un acuerdo tácito de colaboración entre ellos con el objetivo de entenderse.
Es decir, el emisor evidencia en su mensaje la intención de transmitir cierto significado —por encima de los significados concretos de las palabras— para que el receptor infiera ese significado a partir de esa evidencia suministrada. Es el llamado:
Principio de Cooperación
«Haga usted su contribución a la conversación tal y como lo exige, en el estadio en que tenga lugar, el propósito o dirección del intercambio que usted sostenga» (Grice, 2005: 516).
Este principio se desarrolla en cuatro máximas (Grice, 2005: 516-517):
1. Máxima de cantidad:
Que su contribución contenga tanta información como se requiere
Que su contribución no contenga más información de la que se requiere2. Máxima de calidad (de veracidad)
No afirme lo que crea falso
No afirme nada de lo que no tenga pruebas suficientes3. Máxima de relación (de relevancia)
Que lo que hable oportunamente sea relevante
4. Máximas de modo (modalidad, fundamentalmente intenta ser claro)
Evite expresarse oscuramente
Evite ser ambiguo
Sea breve
Sea ordenado
A pesar de que las máximas que propuso Grice han de entenderse como una serie de principios que no son obligatorios para los interlocutores, la continua violación de las máximas en una conversación cualquiera, hace que la teoría de Grice sea insuficiente; en consecuencia, dos de sus discípulos, Sperber y Wilson, elaboraron, a partir de la máxima de relación:
La teoría de la relevancia.
«La tesis central de la teoría de la relevancia es que las expectativas de cumplimiento de la máxima de relevancia que suscita un enunciado deben resultar tan precisas y predecibles que guíen al oyente hasta el significado del hablante» (Sperber y Wilson, 2004: 238-239).
Es decir, el emisor ha de trasladar en el enunciado su intención comunicativa con el fin de que el receptor sea capaz de interpretar la misma según los términos del emisor.
De esta forma, la interpretación del destinatario se fundamenta en elegir la hipótesis que mejor responde a las intenciones del hablante entre otras interpretaciones que resultan menos relevantes. Este procesamiento de la información se inserta dentro de un contexto donde confluyen enunciado, lenguaje no verbal, relaciones interpersonales y otros factores que influyen en el sentido final.
Existe, por tanto, la posibilidad de elegir una interpretación errónea y, en consecuencia, que se produzca un fallo en la comunicación.
Esto tiene especial relevancia en la interpretación de los silencios en una comunicación; si lo expresado verbalmente puede derivar en una interpretación distinta a la inferida por el emisor, ¿qué interpretación es la correcta para el silencio, para lo no dicho?
Supongamos que usted me hace una pregunta y yo permanezco en silencio. El silencio, en esas circunstancias, puede constituir o no un estímulo ostensivo. Cuando no lo es, normalmente lo tomará como señal de que soy incapaz o no estoy dispuesto a responder a la pregunta. Si estoy claramente dispuesto a responder, se verá empujado a concluir que soy incapaz de hacerlo, y si soy claramente capaz de responder, usted se verá obligado a pensar que no lo deseo. Dada la presunción de relevancia óptima, un silencio ostensivo puede ser analizado simplemente como algo que lleva consigo un nivel extra de intención y, por tanto, que COMUNICA -o IMPLICA- que el interpelado es incapaz de responder o no desea hacerlo. (Sperber y Wilson, 2004: 238-239)
El silencio comunica
En efecto, el silencio que se emite como estímulo ostensivo comunica y si, además, tenemos en cuenta que este va acompañado de un lenguaje no verbal, es decir, gestos, elementos kinésicos y proxémicos y un contexto situacional y textual que complementan su interpretación, podemos determinar que el silencio infiere un significado ostensivo de mayor complejidad que el de la expresión verbal.
De esta forma, el silencio se utiliza en comunicación con distintas finalidades tales como manipular, agredir u ocultar (Aquí te las explicamos). Asimismo, podemos establecer que el principio de relevancia es un elemento fundamental en la comunicación, pues determina que la voluntad y la intención comunicativa del emisor son los principales garantes para el éxito o no de la comunicación.
Por consiguiente, todo buen comunicador ha de poner especial énfasis en trasladar su intención última al receptor o receptores.
Bibliografía:
GRICE, H. Paul (2005). «Lógica y conversación». En el libro La búsqueda del significado. Traducción y compendio de Luis M. Valdés Villanueva. Tecnos. Madrid.
SPERBER, Dan y WILSON, Deirdre. «La teoría de la relevancia». Revista de Investigación Lingüística. Vol. VII, año 2004. Págs. 237-286. Aparecido originalmente en Laurence Horn y Gregory Ward eds., «The Handbook of Pragmatics», Blackwell, Oxford, 2004, págs. 607-3





