Con nuestra entrada sobre el silencio en la comunicación queremos hacer un análisis de los elementos comunicativos que participan cuando decidimos no decir nada. Es decir, cuando hacemos uso del silencio para comunicarnos.
Y es que en efecto, la posesión del lenguaje es el aspecto que mejor caracteriza a nuestra especie respecto a las demás, hablar es lo que nos hace humanos. El lenguaje está en la base de nuestra forma de ordenar el mundo.
Lenguaje y pensamiento están indudablemente asociados y la forma en que este se materializa en las lenguas a través del signo lingüístico es lo que nos permite comunicarnos. No obstante, la principal función del lenguaje es la comunicación.
De esta forma, el lenguaje nos sirve para comunicar, pero ¿qué ocurre cuando no hablamos? ¿Podemos comunicarnos sin hablar? ¿El silencio comunica?
En efecto, el silencio está presente en la propia facultad del lenguaje, sin el silencio viviríamos rodeados por un ruido que imposibilitaría la comunicación. El silencio, a su vez, está presente en la gramática y en la retórica mediante elementos, como la elipsis, que permiten articular lo no expresado gramaticalmente.
Así pues, el silencio no solo comunica, sino que es el elemento no marcado de la comunicación, esto es, el silencio adquiere la condición de signo lingüístico en tanto en cuanto se convierte en un elemento expresivo más con significado propio y, por tanto, también, es un significante.
Pero, ¿qué significado tiene el silencio? El silencio solo obtiene su sentido a través de la interpretación del acto comunicativo. Vamos a analizar algunos de los aspectos comunicativos del silencio:
El silencio manipulador
Existen diversas formas de manipular con el silencio, bien por omisión bien por
acción. Entre las que silencian la información para manipular o engañar encontramos:
La censura, según el Diccionario de la Real Academia Española (DRAE), es la «intervención que practica el censor en el contenido o en la forma de una obra atendiendo a razones ideológicas, morales o políticas». De esta forma, todo aquello que no interesa que sea informado a la opinión pública o a un grupo o a una persona en particular, puesto que la censura se produce igualmente en las relaciones interpersonales, es silenciado con la finalidad de ocultar e impedir que se conozcan lo que es considerado inconveniente o innecesario por quien emite el enunciado.
La censura se produce de forma vertical, en consecuencia, quienes ostentan algún poder sobre el resto limitan el acceso a la información de estos últimos.
A la censura externa se ha añadido la autocensura, es decir, la limitación autoimpuesta por quien ha de emitir un enunciado sobre ciertas cuestiones por temor a las consecuencias de pronunciar lo que se piensa o conoce. Por ejemplo, en un periódico el tratamiento que se dará de las informaciones de carácter negativo o dañinas a los intereses de las empresas anunciantes en sus medios será diferente de aquellas que no lo hagan. En este sentido, el silencio manipula por el temor a la consecuencia.
La agenda-setting
también denominada teoría del establecimiento periodístico de temas. Según esta teoría, los medios de comunicación establecen cuales son los temas informativos que merecen ser tratados y dados a conocer a la sociedad y cuales no. Asimismo, estipula la gradación en términos de importancia con la que se han de tratar las informaciones y qué seguimiento en cuanto a extensión, ubicación y frecuencia temporal se ha de realizar de las mismas.
Por consiguiente, toda información que no entra dentro de la agenda-setting es silenciada y ocultada en los medios de comunicación. Así pues, «la agenda-setting no conduce tanto a sugerir qué es lo que hay que pensar, sino preferentemente sobre qué asuntos y cuestiones hay que pensar. Y por tanto, sobre cuáles no» (Grijelmo, 2012: 209).
La sobreinformación:
en la sociedad actual, el exceso de información y la sobrealimentación de datos se convierte en un elemento desinformador, puesto que produce un fenómeno contrario al silencio, es decir, el exceso de ruido informativo. Por ello, la introducimos en este apartado como contrapunto al silencio manipulador. La inmediatez de internet y la facilidad y capacidad de propagación de cualquier noticia o hecho a través de las redes sociales permite que informaciones no contrastadas o erróneas, lo que se ha dado en llamar “fake news“, adquieran relevancia por encima de aquellas que son ciertas. El exceso de estímulos informativos es tal que ha dado lugar a la aparición del término “infoxicación“.
El silencio hostil
El silencio tiene la facultad de provocar un impacto en la comunicación, tanto para bien como para mal. Tal y como dice el refrán: «no hay mayor desprecio que no hacer aprecio». De esta forma, a través del silencio podemos trasmitir hostilidad y desprecio hacia nuestro interlocutor.
Puesto que con el silencio negamos al otro nuestra respuesta y, además, lo obligamos a interpretar la misma partiendo de una negativa al acto comunicativo. Si la intencionalidad de dar la callada por respuesta es la de negar la comunicación estamos sin duda ante un acto de silencio hostil.
Este tipo de silencio lo encontramos en la actitud desconcertante del personaje principal del relato Bartleby, el escribiente de Herman Melville, donde el silencio y la pasividad del protagonista solo es rota para esgrimir la ya celebre respuesta de Bartleby —«preferiría no hacerlo»— ante cualquier requerimiento.
La resistencia pasiva y silenciosa del escribiente es recibida con desconcierto y rechazo por su jefe —en un desplazamiento del malestar hacia su persona—, puesto que el jefe no sabe cómo gestionar los silencios de su empleado. Finalmente, denunciará a Bartleby, que será ingresado en prisión donde morirá en silencio.
El silencio para asentir y protestar
Otra de las funciones comunicativas que se le otorga al silencio es la de asentir y disentir. Una vez más, si recurrimos al refranero encontramos sentencias como: «el que calla, otorga», es decir, quien no presenta objeción alguna y se mantiene callado, da a entender que muestra su aprobación a lo que se ha propuesto, así pues, el silencio puede ser interpretado como un sí.
Asimismo, el silencio sirve justo para lo contrario, esto es, el silencio como grito para expresar la disensión o la negación. De esta forma, encontramos silencios que sirven de protesta, tal y como sucede en las concentraciones silenciosas que dejan patente el desacuerdo con alguna postura o que se erigen en desafío a un gobierno.
Por ejemplo, las sentadas silenciosas que los manifestantes realizan contra algunos gobiernos.
El silencio como componente cultural
El silencio en la comunicación está determinado por el marco cultural de los interlocutores, puesto que cada comunidad de habla lo organiza y regula en función de sus relaciones y estructuras sociales y culturales. De esta forma, se observan diferencias en la valoración y actitud frente al silencio en los países occidentales y los orientales. En occidente, el silencio está valorado negativamente, más todavía entre los países del sur y mediterráneos que en los del centro/norte de Europa o América.
El rechazo al silencio llevado a sus extremos ha generado una fobia, la llamada sigefobia, que implica el miedo al silencio y a la soledad que se puede derivar del mismo. Igualmente, han surgido fobias relacionadas con la necesidad de estar siempre en contacto con los demás a través de las nuevas tecnologías, tal y como sucede con la nomofobia, es decir, el miedo a perder u olvidar el teléfono móvil.
En cambio, en las culturas orientales, como puede ser el caso de Japón, se valoran más los hechos que las palabras y se considera que es necesario contener la expresión de las emociones, porque si no se invade el espacio personal de los otros. Es por ello que el silencio adquiere una mayor relevancia en la culturas orientales, como se puede comprobar en la expresión de religiones como el Budismo o el Confucianismo, que propugnan la meditación y el silencio como forma de conocimiento y elevación espiritual.
Como hemos podido comprobar, el silencio comunica y, más aún, el silencio es el mundo en el que las palabras crean todo principio. De esta forma, tanto los medios de comunicación como cualquiera de nosotros en nuestras relaciones interpersonales nos servimos del silencio para comunicar. A veces, de forma más intensa que si lo hicieramos a través de las palabras.
Seguro que sabes de lo que hablo porque lo has experimentado en más de una ocasión. Y tú, ¿cómo comunicas con el silencio? ¿Nos lo comentas? Nos interesa mucho tu opinión.
Bibliografía:
GRIJELMO, Alex (2012). La información del silencio. Cómo se miente contando hechos verdaderos. Santillana Ediciones Generales SL. Madrid






Yo, cuando me callo, muchas veces creo que es lo más inteligente que hago: escucho mejor a los demás, les observo mejor, y también observo y reconozco mis propias emocioness, lo que me sugieren las palabras que oigo, me ayuda a pensar antes de hablar, o simplemente a calmarme, cuando se trata de algo difícil. Cuando es algo bueno, estoy ansiosa por comunicarme y a veces me tengo que disculpar por exceso de entusiasmo. Hay que canalizar bien la energía. Brindemos por los silencios necesarios, y el ruido de la alegría.
Me gustas cuando callas porque estás como ausente,
y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca.
Parece que los ojos se te hubieran volado
y parece que un beso te cerrara la boca.
Como todas las cosas están llenas de mi alma
emerges de las cosas, llena del alma mía.
Mariposa de sueño, te pareces a mi alma,
y te pareces a la palabra melancolía.
Me gustas cuando callas y estás como distante.
Y estás como quejándote, mariposa en arrullo.
Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza:
déjame que me calle con el silencio tuyo.
Déjame que te hable también con tu silencio
claro como una lámpara, simple como un anillo.
Eres como la noche, callada y constelada.
Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo.
Me gustas cuando callas porque estás como ausente.
Distante y dolorosa como si hubieras muerto.
Una palabra entonces, una sonrisa bastan.
Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto.
Pablo Neruda
Hay un refrán que dice: “Si hablo simplemente repito lo que ya sé pero si escucho aprenderé nuevas cosas”
Así es, Javier, nada como aprender los unos de los otros. De ahí la importancia del silencio en la comunicación y de saber escuchar a nuestros interlocutores. Gracias por el comentario y por el refrán.
El silencio es más elocuente que las palabras, es el lenguaje de los dioses…es un arma de doble filo y como tal puede matar al otro negádole la comunicación y todo aquello que le da la oportunidad de explicarse. Me refiero a un silencio kafkiano, dónde la persona se encuentra delante de una pared. El silencio puede ser usado para lo mejor y también para lo peor, es como la lengua, por lo tanto, es aconsejable, encontrar la mejor forma de manejarlo.
Gracias, JM, me ha gustado tu artículo.
Hola Pilar: en efecto, el silencio en la comunicación, como todo en es esta vida, puede ser utilizado con fines positivos o negativos. Es por ello que conocer las posibilidades comunicativas que nos ofrece nos ayuda a comprender las intencionalidades de nuestros interlocutores. Sin duda, Kafka supo trasladar a sus escritos esos espacios que solo se llenan con silencio (con ellos, diría, construyó eso que se ha denominado humor kafkiano). Gracias a ti por comentar. Un saludo 🙂
El lenguaje sin duda no es lo que nos hace humanos . El lenguaje está por doquier entre los seres vivos . Puede que inclusive el lenguaje Hablado no sea lo que nos hace humanos , ni que mucho menos sea el sustento del pensamiento , que es anterior al lenguaje hablado y se basa en imágenes -tal vez en otro tipo de estímulos o contenidos de tip sensorial- . Es posible que no haya nada especialmente distintivo para la especie humana , ni el lenguaje hablado -que tendrían desarrollado de manera compleja especies como los delfines- , ni la capacidad para fabricar herramientas , ni siquiera hipertrofia sexual que compartimos con los bonobos . En cualquier caso es un aspecto esencial sobre el que no se suele reflexionar , el de los silencios . Ese silencio que debe ser previo a toda comunicación . Que es requisito para la escucha . Y que se convierte en hostil , inquietante o en prudente en según qué casos .
Como puedes comprobar en nuestra entrada sobre las Propiedades del lenguaje humano , existen ciertas características en el lenguaje humano que nos diferencian del resto de las especies animales. De ahí que algunos expertos hablen de Homo Loquens como más propio para nuestra especie que el más usado Homo Sapiens. No obstante, la complejidad que hemos alcanzado a nivel evolutivo nos sitúa en los límites de nuestra propia conciencia. Manifestaciones como el arte, la literatura o la propia reflexión sobre el lenguaje a través del lenguaje (reflexividad) son impensables en cualquier otra especie, por atenernos a cuestiones tratadas en este blog. Sin duda, existen tantas cuestiones que escapan a nuestro entendimiento que como decía Wittgenstein en el inquietante Tractatus logico-philosophicus: “de lo que no se puede hablar, es mejor callarse”. El silencio es una cuestión básica y primaria en materia de comunicación. De ahí que conocer sus usos sea tan importante es esta época tan ruidosa que nos ha tocado vivir (como cualquier otra, supongo). Un saludo, y gracias por tu reflexión. Lucas
…
Un saludo.
Otro para ti, Pablo. Gracias por pasar.
No dejaba de ser especulativo por mi parte , a falta de una comunicación explicita establecida con alguna otra especie animal que pueda aclarar algo en relación a las experiencias que solemos atribuirles , el debate en el que me quedaba encallado acerca de lo qué nos hace hace humanos . Supongo que el mundo clásico no iba tan desencaminado al considerarnos homo rationalis , de manera coincidente con ciertas opiniones de la psicología y del evolucionismo neurológico que caracterizan al especimen humano evolutivamente por su mayor cerebralización y neuroconectividad , con estructuras modernas conectadas a un cortex creciente que correrían parejas a un afloramiento o crecimiento de la conciencia que permitiese romper con las pautas instintivas y -mordida la manzana- insertarnos en el mundo del “libre albedrío” y el dilema moral . Pero con lo del silencio aún ando a vueltas , pues no sólo es hostil o prudente , sino que que se convierte en cómplice , y eso ya nos coloca en una nueva dimensión del conflicto ; hablar o no hablar . Un saludo . Gracias por el blog .
Como decía aquel: “Si he visto más lejos es porque estoy sentado sobre los hombros de gigantes”, dígase, mundo clásico entre otros. En cuanto al silencio, no deja de ser una herramienta comunicativa más, que al igual que las palabras se puede usar para una cosa y la contraria. Todos hemos usado nuestra capacidad expresiva para bien y para mal, no dejamos de ser humanos, muy humanos. Y, en consecuencia, imperfectos y dados al equívoco. Ser consciente de nuestras capacidades (con sus limitaciones incluidas) igual nos puede hacer más libres, pero no mejores. La situación comunicativa es la que nos marca el sentido y nuestras opciones de respuesta o de silencio. +Saludos, y gracias a ti por pasar por este blog descuidado.
En qué consiste el silencio en el proceso de la comunicación Oral; sólo diganlo en una sola frase, o necesito nada de lo que dice el artículo, sólo necesito saber en qué consiste!.
¿Cómo argumentarias la siguiente frase? “El silencio es comunicación”
En el artículo queda claro que el silencio es comunicación, puesto que nos sirve para expresar diferentes cuestiones bien como acción bien como omisión.