Continuando con nuestro análisis de las categorías gramaticales, vamos a proseguir con las características del nombre o sustantivo. Si en la anterior entrada nos centramos en determinar qué es un sustantivo y cómo se clasifica en función de la semántica, esto es, de su significado. En este artículo vamos a fijarnos en el género de los sustantivos en español.
Es decir, vamos a abordar el nombre o sustantivo desde un punto de vista de la morfología.
En principio, es tan simple como decir que los sustantivos en español, en tanto que palabras variables, pueden tener género: masculino o femenino, y número: singular o plural.
El género de los sustantivos
En efecto, en cuanto al género, los sustantivos van a ser o masculinos o femeninos, ya que en español no existen los sustantivos de género neutro. No obstante, la primera diferenciación que tenemos que hacer es entre los sustantivos que varían de género, o sea, pueden tener una forma en masculino y otra en femenino, y los que no varían en el género, es decir, siempre van a ser o masculinos o femeninos, o uno u otro.
No varían en género
De este modo, los sustantivos que no varían en género se refieren a cosas o seres inanimados, o lo que es lo mismo, no tienen sexo biológico (macho/hembra). Así, de forma arbitraria, van a ser masculinos: el amor, el automóvil, el apartamento, el cielo, el pie, el mapa, etc. O bien, van a ser femeninos: la felicidad, la motocicleta, la casa, la tierra, la mano, la carta, etc.
Dentro de esta categoría, podemos añadir los sustantivos epicenos, que si bien se refieren a seres sexuados, no presentan variación de género. Es lo que sucede, por ejemplo, con la jirafa, el rinoceronte, la tortuga o el personaje, ya que no existen el jirafo, ni la rinoceronta, ni el tortugo, ni la personaja.
Si quisiéramos designarlos tendríamos que añadir macho o hembra para diferenciarlos: la tortuga macho, el rinoceronte hembra.
Hay sustantivos que a pesar de no referirse a seres sexuados, admiten tanto el masculino como el femenino. Son los llamados sustantivos de género ambiguo, tenemos así palabras como el mar/la mar, el linde/la linde, el armazón/la armazón, etc.
Varían en género
Por otro lado, están los sustantivos que sí varían en género, puesto que se refieren a seres sexuados y, en consecuencia, pueden tener forma masculina y femenina. Estos nombres presentan una mayor complejidad a la hora de formar el género:
Siguen la regla general:
A) Forman el masculino añadiendo -o al sustantivo: el niño, el gato, el enfermero, el ginecólogo, etc., y el femenino añadiendo -a al sustantivo: la niña, la gata, la enfermera, la ginecóloga…
B) El masculino no añade terminación -Ø: el doctor, el león, etc., y el femenino añade -a: la doctora, la leona…
C) Forman el masculino añadiendo -e al sustantivo: el jefe, el cliente, etc., y el femenino añadiendo -a: la jefa, la clienta…
De género común:
Utilizan el mismo sustantivo para designar ambos géneros. En consecuencia, se diferencia a partir del determinante o de un adjetivo. Por ejemplo: el tenista/la tenista, el taxista/la taxista, el portavoz/la portavoz, etc.
Heterónimos:
Forma el masculino y el femenino mediante el uso de palabras diferentes. Como es el caso de hombre/mujer, caballo/yegua, toro/vaca, etc.
Terminaciones cultas
Son sustantivos que se apartan de la norma general a la hora de formar el femenino, utilizando otros morfemas flexivos de género. De este modo, encontramos palabras como el príncipe/la princesa, el alcalde/la alcaldesa, el actor/la actriz, etc.
Recuerda que en ortografía los sustantivos femeninos que empiezan por a/ha tónica se relacionan en singular con los artículos el/un, pero con el resto de determinantes y en plural siguen la norma general. Por ejemplo, el águila/ un águila, pero las águilas, esta águila.
Para ampliar información o aclarar dudas en cuanto a las controversias en torno al uso del masculino y el femenino, os recomendamos que acudáis al Diccionario panhispánico de dudas





