Como continuación a la primera parte de nuestro análisis de Los hermanos Karamázov, en esta entrada proseguimos desentrañando los elementos clave de la obra cumbre del genial escritor ruso. En esta ocasión, nos vamos a centrar en los temas y tramas de Los hermanos Karamázov de Dostoievski.
Si tenemos en cuenta la complejidad y extensión de la novela, abundan las tramas y los temas tratados en esta. En efecto, aparte de las dos tramas principales, se desarrollan numerosas subtramas en el universo karamazoviano.
Lo mismo sucede con los temas. En la obra encontramos algunos de los temas fetiche de Dostoievski, tales como la dualidad entre razón y fe, o el sentimiento de culpa. Pero, también, el sentido de la vida, la moral o las relaciones de clase, entre muchos otros.
De este modo, dada la fecundidad de los temas y tramas de Los hermanos Karamázov, nos vamos a centrar en lo más relevante de la novela. Así pues, vamos a comenzar con las dos tramas sobre las que se sustentan todas las demás.
Tramas de Los hermanos Karamázov
Solo hay que leer el título de esta cumbre de la literatura, para entender que la trama principal se desarrolla en torno a los Karamázov. En efecto, toda la historia gira en torno a las relaciones que se establecen entre los integrantes de esta familia.
Bien sean las conexiones entre los propios miembros de esta, bien sean con el resto de personajes de la historia. Porque tanto en las tramas principales, como en todas las subtramas aparece implicado un Karamázov.
No obstante, en nuestro análisis de Los hermanos Karamázov, vamos a estructurar la novela en dos partes coincidentes con las tramas principales.
Una primera, en la que se nos presenta a los integrantes de la familia Karamázov y sus conflictos. Y una segunda, que se inicia tras el asesinato de Fiodor Karamázov, con la posterior resolución del caso y el juicio y condena.
Así pues, en la primera parte, la trama elabora la disputa entre Fiodor Karamázov y su hijo Dimitri —Mitia—. La contienda entre padre e hijo se da a cuenta del dinero y del amor de ambos hacia una misma mujer, Grushenka.
Un conflicto karamazoviano
En cuanto al dinero, Mitia considera que su padre no le ha satisfecho todas las cantidades que le corresponden de la herencia materna. En consecuencia, se organiza una reunión familiar para que con la mediación del stárets Zosima se puede resolver dicha controversia.
Pero como no podía ser de otro modo, el intento de acercamiento entre padre e hijo termina de la peor manera posible. Mitia terminará golpeando a su padre y amenazándolo de muerte. Por su parte, los otros dos hermanos Karamázov muestran sus intenciones por la forma que tienen de abordar la pelea familiar.
Aliosha en todo momento se configura como el conciliador de los Karamázov. Trata a todos con la misma condescendencia y amor. Su única pretensión es evitar una desgracia en su familia. En cambio, Iván advierte una oportunidad en la riña entre su padre y hermano. De ahí que afirme: “un reptil devorará a otro reptil, ¡ni más ni menos lo que se merecen!”.
Al asunto del dinero se añade una cuestión aún más visceral. Nos referimos al cortejo que tanto Fiodor como Mitia llevan a cabo sobre la misma mujer, Grushenka.
Además, para enredar todavía más la madeja, Dostoievski entremezcla la disputa del dinero con la disputa por Grushenka. Ya que Fiodor trata de atraer a la joven a su lado ofreciéndole como regalo la suma de tres mil rublos. Justo la cantidad que Mitia le reclama a su padre.
La resolución de este conflicto alcanza su punto álgido con el asesinato de Fiodor.
¿Quién ha matado a Fiodor Karamázov?
Según hemos estructurado el análisis de los temas y tramas de Los hermanos Karamázov, la primera trama presenta el conflicto y la segunda lo resuelve. Incluso me atrevería a decir que como si de una comedia se tratase, el final de la novela —que tiene un claro componente trágico— termina con un “final feliz” para los hermanos Karamázov.
La segunda parte adquiere tintes de novela policiaca. En el sentido de que con el arresto de Mitia —por ser el más que obvio principal sospechoso de la muerte de su padre— se inicia una investigación y posterior juicio contra el mayor de los Karamázov.
Pero Dostoievski, con un magistral uso de un narrador-testigo en el que además se entremezcla la voz del propio escritor, confunde al lector mediante un juego de espejos y engaños en los que lo que parece obvio no lo es, y viceversa.
De esta forma, el juego literario sume al lector en la certeza de que Mitia es sí o sí el asesino de su padre Fiodor. De hecho, en el juicio que se lleva a cabo es declarado culpabe. Sin embargo, con la misma entereza se muestra que no es así. Que Mitia, en parte, resulta ser inocente.
Quisiera hablar de Smerdiakov
Y digo “en parte” porque me permito aventurar que la muerte del padre de los Karamázov es una muerte colectiva. Toda vez que según averiguamos en la novela, el autor material del asesinato de Fiodor va a ser Smerdiakov.
Pero, este es inducido por Iván, que se convierte en el autor intelectual. Asimismo, es Mitia el que con su carácter expansivo e irreflexivo permite que el conflicto con su padre adecue el marco perfecto para su culpabilidad.
Dicho de otro modo, Iván considera que las disputas de su hermano Mitia con su padre representan una ventana de oportunidades a sus ambiciones. Lo que se llama matar dos pájaros de un tiro.
Por un lado, la muerte de su padre le permite recibir parte de una jugosa herencia. Y si además Mitia es juzgado como culpable de esta, su parte de la herencia iría en beneficio de sus dos hermanos. Incrementando la suma heredada.
Por otro lado, Mitia, a pesar de amar a Grushenka, sigue siendo el prometido de Katia, la cual, a pesar de amar a Iván, se muestra fiel a su compromiso. En consecuencia, si el mayor de los Karamázov es condenado, Katia tendrá vía libre para romper su palabra y poder casarse con Iván.
Así pues, para que la jugada salga redonda, solo falta una cosa. O bien, que Mitia mate a Fiodor, o que sea otro el que lleve a cabo el asesinato. Ahí es donde entra en la terna el personaje de Smerdiakov.
Smerdiakov, ¿un Karamázov?
Criticaba Jean Genet en un artículo al personaje de Alyosha por no tener ningún gesto hacia Smerdiakov, a quien el escritor francés consideraba el cuarto de los Karamázov. Pero, ¿es realmente esto así?
Como ya planteamos en la primera parte de nuestro análisis de Los hermanos Karamázov, el narrador en ningún momento afirma o asegura que Fiodor sea el padre. De hecho, este lo niega e insiste en ello.
A lo máximo que llega es a insinuar que los rumores y las malas lenguas atribuían a Fiodor la bajeza e inmoralidad de haber, probablemente, violado a Lizaveta Smerdiáschaia. Porque, ¿quién si no, Fiodor, el amoral “oficial” del pueblo, sería capaz de un acto así?
No obstante Fiodor acoge al niño —abandonado al nacer por Lizaveta en su casa—. Y permite que sea adoptado por su criado Dimitri. Tampoco pone ninguna objeción a que usen su nombre como patrónimico cuando bautizan a Smerdiakov.
Pero en ningún momento lo trata como a un hijo. Sino como a un simple criado. También es reseñable el comportamiento del resto de los Karamázov hacia Pável Smerdiakov. Mitia lo desprecia y maltrata. Alyosha apenas habla con él, casi que lo ignora.
En cambio, Iván va ser el que va a tener una mayor relación con este. Claro que parece ser que Iván lo que busca es manipularlo. Hasta el punto que lo llama “hermano”.
Así lo demuestra el hecho de que en la última entrevista de Iván con Pável —antes de que este se suicide—, esa cercanía se torna en agresividad y el trato que le profesa no es precisamente el de un hermano, sino el de un amo hacia un criado.
Por tanto, independientemente de si Smerdiakov es o no un Karamázov. Lo que si está claro, es que será una víctima más de la turbulenta familia dostoievskiana. Es más, considero que con su suicidio expía las culpas de Iván y de Dimitri.
Temas de Los hermanos Karamázov
Tal y como he comentado al inicio de este análisis de los temas y tramas de Los hermanos Karamázov, los temas tratados por Dostoievski en esta novela son jugosos y variados. De su lectura, se pueden extraer interminables interpretaciones y reflexiones al respecto.
Si por algo destaca el escritor ruso es por su capacidad para dotar de un carácter, de una impronta, a sus personajes. No hay recoveco de la condición humana, ni de las luces y oscuridades del alma que no sea abordado con una naturalidad que estremece.
A través de sus “palabras hechas vida”, el autor de Crimen y castigo ofrece al lector todo un corpus ideológico. Y además lo hace confrontando unas ideas con otras. En todos los casos, estas ideas son tratadas como si las expusiera el más vehemente de sus seguidores.
Sin duda, Dostoievski toma partido, pero no lo hace denigrando al contrario, sino que muestra la asociación entre el comportamiento de cada personaje y su forma de pensar. A ti, querido lector, te deja la decisión de considerar qué postura es la que mejor se adapta a tu forma de pensar.
Aunque, claro, los lectores más despiertos —o desconfiados, tal vez— observarán que no se limita a desplegar distintos marcos de pensamiento.
Va más allá, en lo que, para mí, supone lo más relevante en este escaparate de tipos humanos. Esto es, lo arbitrario, por no decir, lo absurdo, de cada convicción. Que asumidas como si estuviesen cinceladas en mármol —duro y eterno—, se tornan en prisión para quienes las profesan.