A veces, las cuestiones que a priori pueden parecer de lo más simple, luego, cuando nos son formuladas, hacen que tomemos conciencia de que no son tan sencillas. Es lo que seguramente suceda ante la pregunta: ¿Qué es la literatura?
Con toda probabilidad, la primera imagen que venga a visitar nuestra cabeza sea la de libros. Y es que es una relación más que obvia y lógica.
Todos asociamos la literatura a los libros, pero, a poco que reflexionemos, vamos a darnos cuenta de que un libro de matemáticas o de recetas de cocina, entre otros cientos de cosas… No tienen nada que ver con lo literario.
Así que la literatura se puede transmitir de forma escrita a través de libros, pero los libros no definen a la literatura. Además de que existen formas de transmisión oral.
Entonces, podemos intentar afinar un poquito más y pensar que la literatura nos cuenta historias, aquello que le sucede a unos personajes. Eso es, la literatura son historias contadas.
Aunque claro, también nuestro amigo Pedro nos puede contar lo que hizo el sábado pasado sin que eso sea literatura. O más aún, si leemos en un libro de historia la primera circunnavegación al mundo de Juan Sebastián Elcano, observamos que se nos cuenta lo que les sucede a unos personajes, en un lugar y en un tiempo determinados, pero sigue sin ser nada literario.
Ahí es cuando empezamos a entender que la pregunta no es tan sencilla de responder. No obstante, como tendemos a no rendirnos, continuamos devanándonos los sesos y, ¡eureka!, ya lo tenemos: en la definición anterior nos faltaba decir que es ficción, es decir, se cuenta lo que les sucede a unos personajes ficticios. Esto es, que no son reales, que son mentira.
La felicidad de nuestro hallazgo dura lo que a nuestro amigo Pedro se le ocurre comentar que en la poesía no tiene por que contarse la historia de nadie, y también es literatura. Independientemente de que dejemos de hablarnos con Pedro y de considerarlo nuestro amigo, nos damos cuenta de que tiene razón. Entonces,
¿Qué es la literatura?
Como hemos visto, no es una cuestión sencilla. Hasta el punto de que esta pregunta ha dado lugar una rama de los estudios literarios. Nos referimos a la teoría de la literatura.
En efecto, ya los filósofos griegos se la plantearon y dejaron algunas reflexiones cuya influencia ha llegado hasta nuestros días. Solo hay que pensar en la Poética de Aristóteles.
Más aún, en nuestros días existen diferentes formas de aproximarse al hecho literario. Desde la concepción de la literatura como un todo, donde cada unidad (obra o autor) forma parte de un conjunto mayor y no es un ente aislado (literatura comparada), hasta la función que tienen el escritor y el lector en la construcción de la obra en sí (teoría de la recepción), entre muchas otras opciones.
Y es que la literatura implica todo un universo que se expande a partir de una obra determinada, un producto, en principio acabado (ergon). Pero que va a dar lugar a toda una estela de interacciones comunicativas, culturales, artísticas y demás, que hacen que esa obra sea un prisma de infinitas posibilidades (energeia).
En cualquier caso, nuestra intención con esta entrada del blog no es hacer un tratado de teoría literaria, sino explicar de forma sencilla la cuestión que os planteamos en el título. De este modo, vamos a centrarnos en las definiciones de literatura.
La concepción de la literatura
Para ello, que mejor que acudir al diccionario de la RAE. Si buscamos la definición de literatura, encontramos las siguientes acepciones:
1. f. Arte de la expresión verbal.
2. f. Conjunto de las producciones literarias de una nación, de una
época o de un género.
3. f. Conjunto de las obras que versan sobre una determinada materia.
Literatura médica, jurídica.
4. f. Conjunto de conocimientos sobre literatura. Sabe mucha literatura.
5. f. Tratado en que se exponen conocimientos sobre literatura.
6. f. coloq. palabrería.
7. f. Mús. Conjunto de obras musicales escritas para un
determinado instrumento o grupo instrumental. Literatura pianística.
8. f. desus. Teoría de las composiciones literarias.
Como es obvio, las definiciones 3, 6, 7 no nos sirven a nuestro propósito. La 4 tampoco nos aporta nada, puesto que solo implica el conocimiento de aquello que tratamos de explicar.
Y la 8 está en desuso porque como ya hemos indicado más arriba, hoy día la teoría literaria ha adquirido una entidad propia que se aparta de la definición de literatura.
En consecuencia, nos quedan las definiciones 1, 2 y 5. Vamos a ampliar la información que se nos da en estas acepciones.
Arte de la expresión verbal
En efecto, la literatura está hecha de palabras. La lengua es la herramienta con la que se construye ese producto final que va a dar lugar a una obra literaria. Por tanto, en su función de texto escrito, va a suponer un conjunto de enunciados que podremos analizar lingüísticamente.
Pero también, es un mensaje comunicativo. Y lo podremos analizar en tanto que acto de comunicación. De este modo, lo más relevante es la pretensión del autor del texto de hacer arte a través de las palabras.
Dicho de otro modo, la intención que tiene una persona que quiere hacer una obra literaria es la de crear arte mediante las palabras. En efecto, una de las condiciones para que un texto se considere literatura es el de su finalidad estética.
Aunque aquí entra en juego otro matiz importante, puesto que hay muchos otros textos que también pueden tener finalidad estética o incluso artística, pero no adquieren la condición de literatura. Hablamos, por ejemplo, de un texto publicitario o de un discurso político.
En ambos casos, se pueden encontrar elementos estéticos o artísticos en su elaboración, no obstante, ninguno de nosotros los consideraría un producto literario.
Así pues, el otro elemento que va a conformar el hecho literario es el receptor. Toda vez que va a ser el interprete del texto y el que le va a otorgar la condición de literatura.
Conjunto de las producciones literarias de una nación, de una época o de un género
Acabamos de afirmar que el lector —receptor— de una obra literaria, participa en la adscripción de este dentro de la categoría de literatura, es decir, a qué género literario pertenece la obra. Y es que en este sentido, la literatura es también una convención social.
Es decir, una cuestión que se aprende y que forma parte de lo social. De este modo, es la sociedad la que va a decidir qué es o qué no es arte. Con el hecho literario, en tanto en cuanto ya hemos dejado claro que es una forma de hacer arte mediante las palabras, sucede lo mismo.
Así, la literatura se tiende a agrupar en función de los diferentes grupos sociales que puedan haberla producido. Hablamos, pues, de la literatura de una nación (literatura italiana), de una lengua (literatura en español), de una época (renacentista) o de un género (narrativa).
Tratado en que se exponen conocimientos sobre literatura
Finalmente, la última acepción nos refiere a los manuales con los que la estudiamos. Así, tenemos el libro de Literatura universal, o cualquier otro que se nos ocurra donde se nos explique acerca de tales o cuales autores, o sobre los conceptos o tipos de análisis literarios.
En definitiva, podemos determinar que la literatura es un ente difícil de encasillar y de definir, porque a fin de cuenta, no deja de ser vida contada. Con todo lo que implica de emociones, desencuentros, conflictos, amores, razonamientos, y así, hasta el infinito que cabe en cada uno de nosotros, en cada novela, en cada poesía, u obra de teatro.
Para terminar, os invitamos a que os animéis a leer alguna de las narraciones literarias, como la de Primeriza, que nuestro colaborador Pepe Caballero comparte con todos en este blog.