En el estudio de las categorías gramaticales, el verbo es la palabra que presenta una mayor complejidad. Toda vez que presenta variación de persona, número, tiempo, aspecto y modo. Previamente, hemos analizado su morfología, por lo que ahora nos vamos a centrar en los elementos que componen su flexión. Nuestro propósito es explicarlos de la forma más sencilla para que puedas aprender a usar los verbos en español.
Existen muchas formas de aprender los verbos en español. En mi calidad de hablante nativo —y ya con una edad…—, recuerdo que en el colegio nos hacían estudiar las conjugaciones verbales de memoria. He de reconocer que a mí es un método que me sirvió. Desde entonces, nunca he olvidado como conjugar un verbo en español.
No obstante, hoy día —sin despreciar el aprendizaje memorístico— considero que es más fácil estudiar las conjugaciones del español utilizando la lógica. Esto es válido tanto para un hablante nativo como para un estudiante de español lengua extranjera (ELE). Si bien, este último —como es obvio— tendrá que esforzarse un poquito más.
Si tenemos en cuenta que la flexión verbal en español es más bien compleja, vamos a dedicar varias entradas en el blog para ofreceros una aproximación progresiva al estudio de esta categoría gramatical.
Para empezar, nada mejor que comprender a qué se refieren los distintos conceptos relacionados con los verbos. ¡Adelante!
Las conjugaciones verbales en español
Cuando hablamos de conjugación nos referimos a los distintos grupos en que se pueden ordenar o clasificar los verbos de una lengua. Dicho de otro modo, son los patrones que se repiten en las terminaciones de los verbos.
Así, en español existen tres conjugaciones verbales. Esto es, los verbos que acaban en -ar, en -er y en -ir.
A partir del infinitivo de cada verbo podremos determinar la raíz del verbo. Sobre la que construiremos las conjugaciones verbales. En nuestra entrada sobre morfología de los verbos en español explicamos el proceso. Os aconsejamos que también la leáis.
Verbos regulares y verbos irregulares en español
Los verbos regulares son los que tienen la misma raíz en todas sus formas verbales. Así, por ejemplo, si tomamos la flexión de algunos tiempos del verbo saltar:
a) Salt-amos > 1ª persona del plural del presente de indicativo.
b) Salt-abas > 2ª persona del singular del pretérito imperfecto de indicativo.
c) Salt-é > 1ª persona del singular del pretérito perfecto simple de indicativo
d) Salt-arán > 3ª persona del singular del futuro imperfecto de indicativo.
e) Salt-ara o Salt-ase > 1ª o 3ª persona del singular del pretérito imperfecto de subjuntivo.
Podemos observar que en todos se repite la misma raíz: salt-(ar). Y sería igual con cualquier otra forma de la flexión verbal de saltar. En consecuencia, estamos ante un verbo regular, puesto que siempre mantiene una misma raíz para todos sus tiempos verbales.
Verbos irregulares
En cambio, en los verbos irregulares la raíz va a presentar distintas formas. Es decir, la raíz va a variar dentro de la flexión. Es lo que sucede, por ejemplo, con el verbo ir:
a) Vamos > 1ª persona del plural del presente de indicativo.
b) Ibas > 2ª persona del singular del pretérito imperfecto de indicativo.
c) Fui > 1ª persona del singular del pretérito perfecto simple de indicativo.
d) Irán > 3ª persona del plural del futuro imperfecto de indicativo.
e) Fuera o Fuese > 1ª o 3ª persona del pretérito imperfecto de subjuntivo.
Como podemos observar, no existe un patrón que se repita en la raíz del verbo. Por tanto, estamos ante un verbo irregular. Con estos verbos no nos queda otra que aprenderlos a través del uso y tirando de memoria.
La mayoría de los verbos irregulares en español forman su flexión a partir de diferentes verbos del latín. Por ejemplo, el verbo “ir” proviene de la fusión de tres verbos latinos: ire, esse y vadēre. De ahí su irregularidad.
Igualmente, hay verbos irregulares que, a pesar de tener una misma raíz, varían en su flexión por cuestiones de evolución fonética. Es lo que sucede con verbos como “contar” –> cuento, cuentas, cuenta, contamos, contáis, cuentan; o “querer” –> quiero, quieres, quiere, queremos, queréis, quieren.
Persona y número de los verbos en español
Los vamos a explicar juntos puesto que están relacionados entre sí. En español se distinguen tres personas verbales en función de quién o quiénes participan en lo expresado por el verbo. Así pues, tenemos:
1ª persona: Incluye siempre a la persona que habla. Es decir, es la expresión del “yo”, que en plural se refleja con el pronombre “nosotros/as”. Yo como, nosotros/as amamos. En ambos casos, el verbo incluye al emisor, esto es, a la persona que pronuncia el verbo.
2ª persona: Se refiere al receptor. Es decir, el emisor expresa una acción, proceso o estado referido al la persona a la que se dirige (el oyente). En este caso, es la expresión del “tú”, que en plural deviene en “vosotros/as”. Tú saltas, vosotros/as saltáis.
3ª persona: Es la expresión de qué o de quién se habla. Esto es, lo expresado por el verbo se refiere a “algo” o a “alguien” que no participa en la conversación. Así pues, el verbo indica que se habla de “él/ella” o de “ellos/ellas” en el plural. Él/ella come, ellos/ellas aprenden.
El número
En cuanto al número de los verbos en español, es muy sencillo:
Si el verbo está referido a una sola persona (yo, tú, él/ella) hablamos del singular.
Por contra, si el verbo está referido a varias personas (nosotros/as, vosotros/as, ellos/ellas) hablamos del plural.
En la flexión verbal en español, cualquiera de las formas del verbo incluye en su morfología la persona. Es por ello que los hispanohablantes a menudo omitimos la inclusión expresa del sujeto en la oración, puesto que está sobreentendido.
Ayer comimos genial en nuestra visita a Bogotá. –> En la flexión del verbo “comimos” está expresada la 1ª persona del plural, esto es, nosotros/as. En consecuencia, por lo general —y en función del contexto—, se omite el uso del pronombre para evitar una redundancia.
Tiempo y aspecto de los verbos en español
El tiempo verbal señala el momento en el que sucede la acción, el estado o el proceso expresado por el verbo. Dicho de otro modo, nos indica si lo expresado por el verbo es “algo” que ya ha ocurrido, que está ocurriendo o que todavía no ha ocurrido.
De esta forma, para aprender los verbos en español hemos de entender el tiempo como una sucesión lineal, en la que el emisor siempre hablará desde el “ahora”, es decir, desde el presente. En consecuencia, en función de lo referido tendremos:
Tiempo en presente: lo indicado por el hablante está sucediendo en el mismo instante en el que lo expresa. Si bien, el presente —como explicaremos en otra entrada— puede tener usos en los que indique una acción futura o una acción pasada.
Tiempos en pretérito (pasado): aquí, lo que es expresado por el hablante es “algo” que ya ha sucedido, que pertenece al pasado.
Tiempos en futuro (se incluye el condicional): el hablante refiere a “algo” que todavía no ha ocurrido, que se espera que ocurra en un tiempo futuro. Los tiempos en condicional pertenecen al futuro porque expresan “algo” que no ha ocurrido, pero que es posible que ocurra si se cumple la condición expresada por el verbo.
Tiempos simples y tiempos compuestos
Dentro de la flexión verbal en español, vamos a encontrar tiempos simples y tiempos compuestos.
Si lo explicamos de la manera más sencilla posible, la diferencia estriba en que en los tiempos simples las formas verbales solo tienen una palabra (salté, hablábamos, juego, cantarán, comiese, vendría, etc.) y en los tiempos compuestos las formas verbales tienen dos palabras (he saltado, habíamos hablado, habrán cantado, hubiese comido, habría venido, etc.).
No obstante, si nos fijamos en los ejemplos que hemos puesto de tiempos compuestos, vemos que en todas se repite un mismo patrón. Esto es, se repite el verbo haber (conjugado) y el participio del verbo que se conjuga.
Que en efecto, nos indica la forma en la que se componen los tiempos compuestos en español. A modo de fórmula:
Tiempos compuestos = Verbo “haber” (conjugado) + Participio del verbo que se conjuga
El verbo haber es el único verbo auxiliar en español. Así, los tiempos compuestos solo se forman con este verbo. Si observamos otras formas verbales que aparecen relacionadas entre sí, pero no incluyen el verbo haber (+participio), estaremos —con toda probabilidad— ante una perífrasis verbal.
El aspecto verbal
Está relacionado con el tiempo verbal. Nos indica si lo expresado por el verbo es una acción, un estado o un proceso que está acabado o no.
De este modo, el aspecto verbal podrá ser:
Imperfecto (o imperfectivo), si la acción (proceso o estado) indicada en el verbo no está terminada, o bien, se desconoce si lo está.
Por ejemplo, en el enunciado “En el instituto jugaba al baloncesto.” –> el verbo expresa una acción pretérita. Esto es, que ya ha ocurrido (del pasado), pero al mismo tiempo, no indica si la acción está acabada, ¿dejé de jugar? ¿seguí jugando? En consecuencia, estamos ante un tiempo imperfecto, en concreto un pretérito imperfecto.
Perfecto (o perfectivo), en este caso, la acción (estado o proceso) referida por el verbo sí está terminada. Es “algo” que ha concluido.
Siguiendo con el ejemplo anterior, “En el instituto jugué al baloncesto.” –> el verbo también expresa una acción pretérita. También pertenece al pasado, pero en este caso la acción sí se da por terminada. Es decir, según lo expresado en la frase, la persona ya no juega más al baloncesto.
Apuntar que todos los tiempos compuestos son perfectos o perfectivos.
El modo verbal
Nos indica la actitud del hablante ante lo que quiere expresar mediante el verbo. Así pues, en español, tenemos tres modos verbales:
Indicativo
Cuando lo expresado por el hablante refiere a una acción, estado o proceso que se entiende como real, o se da por hecho que es “algo” que aunque todavía no haya ocurrido (futuro/condicional) puede darse por hecho que va a ser real.
Por ejemplo, en el enunciado “Mañana comeré con María en su casa.”, el verbo expresa una acción que todavía no ha ocurrido (futuro), pero —independientemente de que suceda o no— es “algo” que tomamos como real. Damos por válido que puede ocurrir en la realidad.
Subjuntivo
Si lo expresado por el hablante refiere a una acción, estado o proceso que indica una hipótesis o un deseo. Es decir, algo que no sucede en la realidad, ni se da por hecho que vaya a suceder.
Los tiempos en modo subjuntivo siempre van a aparecer en construcciones subordinadas —por lo general, junto a un verbo en indicativo—.
Siguiendo el ejemplo anterior, “Que yo coma mañana con María no es asunto tuyo” –> el verbo “coma” no indica algo que haya sucedido, ni que esté sucediendo, ni que vaya a suceder. Lo que expresa es una hipótesis que no se entiende como real. Es decir, expresa “algo” virtual —no real—.
Asimismo, observamos que aparece subordinado al verbo “es” (No es asunto tuyo que yo coma con María –> subordinada sustantiva en función de sujeto).
Imperativo
En este caso, lo expresado por el hablante infiere una orden o mandato. En consecuencia, está dirigido a una segunda persona (tú,vosotros/as).
Es preciso tener en cuenta que en español el uso del lenguaje cortés se realiza a través de “usted/ustedes”. En consecuencia, si bien, el pronombre refiere a una segunda persona, el verbo se conjuga en tercera persona, lo que afecta a los tiempos en imperativo. (Igual sucede con el voseo).
Así, como ejemplo “Estudiad bien los verbos”. –> El verbo expresa un mandato y está en 2ª persona del plural (vosotros).
Aprender los verbos en español
Sin duda, puede ser una tarea compleja, pero lo primero que hay que tener claro son los conceptos que se dan en su composición gramatical. Es por eso que en esta entrada los hemos desarrollado para explicarlos de forma práctica y sencilla.
En próximas entradas analizaremos los tiempos verbales y os ofreceremos unos test para que podáis comprobar el progreso en vuestro aprendizaje de los verbos en español.
En cualquier caso, si tenéis alguna pregunta o duda, por favor, os animamos a que nos dejéis un comentario. Os ayudaremos en la medida de lo posible.