Los poetas a lo largo de la historia poesía han buscado nuevas formas de expresión, de jugar con el lenguaje para decir lo indecible. Góngora es un paradigma de esta aseveración. Es por ello, que hoy os traemos el análisis de su soneto “Mientras por competir con tu cabello”.
Vamos a comentar los entresijos con los que el poeta cordobés pergeñó este soneto. Para ello, nos ceñiremos a los pasos que establecimos en nuestra entrada Cómo comentar un poema.
En cualquier caso, un comentario de texto no es una ciencia exacta, por lo que el orden en el que se analiza la poesía puede ser variable.
Sí que es imprescindible que el comentario incluya un estudio tanto de la forma como del contenido, y la interrelación entre ambos aspectos. En mi caso, prefiero empezar con la métrica, ya que me sirve para centrarme en el poema y su estructura. Lo que me ayuda a leer con mayor atención e ir desentrañando el sentido del contenido. Empecemos:
Análisis del soneto “Mientras por competir con tu cabello”
Vamos a señalar en negrita las letras que se repiten a partir de la sílaba tónica —que está resaltada en violeta—. Igualmente, separamos con el símbolo “/” las sílabas métricas.
Mien/tras/ por/ com/pe/tir/ con/ tu/ ca/be/llo/, 11A
o/ro/ bru/ñi/do al/ sol/ re/lum/bra en/ va/no/, 11B
mien/tras/ con/ me/nos/pre/cio en/ me/dio el/ lla/no/ 11B
mi/ra/ tu/ blan/ca/ fren/te el/ li/lio/ be/llo/; 11A
Mien/tras/ a/ ca/da/ la/bio/, por/ co/ge/llo/ 11A
si/guen/ más/ o/jos/ que al/ cla/vel/ tem/pra/no/ 11B
y/ mien/tras/ triun/fa/ con/ des/dén/ lo/za/no/ 11B
del/ lu/cien/te/ cris/tal/ tu/ gen/til/ cue/llo/; 11A
go/za/ cue/llo/, ca/be/llo/, la/bio y/ fren/te/ 11C
an/tes/ que/ lo/ que/ fue en/ tu e/dad/ do/ra/da/ 11D
o/ro/, li/rio/, cla/vel/, cris/tal/ lu/cien/te/ 11C
no/ so/lo en/ pla/ta/ o/ vio/la/ tro/ca/da/ 11D
se/ vuel/va/, mas/ tú/ y e/llo/, jun/ta/men/te/, 11C
en/ tie/rra, en/ hu/mo, en/ pol/vo, en/ som/bra, en/ na/da/. 11D
Análisis de la rima y la métrica
El poema está compuesto por dos cuartetos y dos tercetos. Es decir, la composición clásica del soneto. O lo que viene a ser dos estrofas de cuatro versos de arte mayor en endecasílabos con rima ABBA – ABBA (los cuartetos), y dos estrofas de tres versos de arte mayor en endecasílabos con rima CDC – DCD (los tercetos).
A este respecto, es preciso destacar que el soneto es una de las composiciones poéticas más repetidas en nuestra poesía.
Introducido en el siglo XV —sin demasiada fortuna— por el marqués de Santillana en sus “Sonetos fechos al itálico modo”, tuvo que esperar hasta el siglo XVI, de la mano de Boscán y de la pluma de su amigo Garcilaso, para triunfar entre los poetas del parnaso (en) español.
Análisis de la estructura
La estructura del poema también se adapta al modelo clásico del soneto de estilo petrarquista. Esto es, aquellos que toman como referencia las composiciones del “Cancionero” de Petrarca. En este sentido, el soneto se estructura planteando y desarrollando el tema tratado en los cuartetos. Mientras que en los tercetos se produce el desenlace del tema.
De este modo, podemos observar que el tema tratado en la poesía es el del “carpe diem”, que literalmente significa coge el día. Y supone una llamada, o más aún, una advertencia para que se disfrute de la juventud. Toda vez que el inexorable paso del tiempo “tempus fugit”, mudará, trocará —por decir de otros poetas— esa juventud en vejez.
Así pues, en los dos cuartetos el poeta se digire a una joven —por lo general, este tipo de composiciones está dirigida a una mujer—, y la conmina —a través de sus “mientras”— a observar, a prestar atención a los dones de su juventud.
Para apelar, en los tercetos, de forma imperativa al disfrute —”goza”— de esas gracias de la juventud, antes de que la vejez —y tras ella, la muerte— acaben con todo lo que ahora todavía es.
Análisis del contenido
Así pues, continuando con el análisis del soneto “Mientras por competir con tu cabello” de Góngora, llegamos a la parte del contenido.
Como ya hemos visto en la estructura, el tema del poema desarrolla los tópicos latinos del “carpe diem” y el “tempus fugit”. Para ello, Góngora, de forma metonímica toma algunas partes de la joven dama como representación de su juventud y belleza. Esto es, el cabello, la frente, el cuello y el labio.
Y siguiendo otro tópico, renacentista en este caso, el de la “donna angelicata”, presenta a la mujer como una figura divina, cuya belleza se convierte en un símbolo de perfección.
El contenido de los cuartetos
De ahí, que estos dones de la dama sean puestos en comparación con elementos de la naturaleza. Que ante la belleza y perfección de la joven, no pueden competir con esta.
De este modo, el cabello rubio se compara de forma metafórica con el brillo del oro que reluce con los rayos del Sol. Pero, que relumbra en vano frente al dorado resplandor de los cabellos de la joven.
Igualmente, la frente, como símbolo de la blancura de la piel de la dama, es puesto en comparación con la belleza de un lilio blanco. El cual, solo puede sentir el desdén de la altiva luz de la frente de la dama, ante la cual, el lilio no se puede comparar.
A su vez, en el segundo cuarteto, se comparan el rojo de los labios con el rojo de un clavel, así como la finura y tersura del cuello con un cristal que reluce. Resultando vencedores, una vez más, los atributos de la mujer.
Resaltar —como no— los hipérbatos con los que Góngora compone dichas comparaciones.
El contenido de los tercetos
El primer terceto comienza con un imperativo “goza”, que apela al exhortativo apremio del “carpe diem” a disfrutar de la juventud. Y para ello, retoma los elementos de los que se ha servido en los cuartetos para describir a la dama.
Es decir, goza cuello, cabello, labio y frente, que en forma de asíndeton se presentan como una enumeración de los dones de la dama. Para a continuación advertirla de que lo haga antes de que esas cualidades de su “edad dorada”, que ahora son “oro, lirio, clavel, cristal luciente”. Es decir, la perfección que abruma toda belleza, tal y como hemos visto en las comparaciones de los cuartetos. Terminen por convertirse no solo en “plata” —metáfora del cabello gris, y por ende, de la vejez— o “viola trocada” —una violeta marchita—, sino en “tierra, humo, polvo, sombra, nada”.
Con ritmo hacia la nada
El efecto que consigue Góngora en sus tercetos es simplemente demoledor. Tanto a nivel sintáctico, que con la sucesión de los asíndeton otorga a esta parte del soneto un ritmo vertiginoso. Que podríamos elucubrar que acompasan la velocidad con la que la juventud se nos escapa —tempus fugit—.
Como a nivel semántico, con el cambio de la relación de los atributos enumerados de la dama:
Cabello-oro, frente-lirio, labio-clavel, cuello-cristal luciente
Que pasarán a ser:
Tierra, humo, polvo, sombra, nada.
Vemos que añade un elemento más a la comparación. Que como en una gradación, toda esa belleza, todo ese orgullo de juventud, terminarán, en resumen, en una inmisericorde nada.
Resaltar, a su vez, el violento encabalgamiento de los versos 12 a 13 que obliga al lector a una pausa dentro de ese ritmo acelerado del que hablábamos.
Pero no solo te detiene en el “se vuelva”, sino que hace una estructura trimembre en el verso para ralentizar aún más el ritmo y hacer que te pares en el pronombre “tú”, porque es a ti a quien se dirige —querido lector—, que junto con “ello”, tu juventud, “juntamente”, como hemos visto, se convertirán en una nada que a modo de epifónema engloba todo el poema.
Y tras esta pausa, volvera a disparar el ritmo en el último y desalentador verso.
Análisis de las intertextualidades
Finalmente, para terminar el análisis del soneto “Mientras por competir con tu cabello” de Góngora, podemos afirmar que en el Barroco los poetas no se destacaban por la originalidad de sus temáticas. Toda vez que todos repetían los mismos temas y tópicos.
Es más, también utilizaban los mismos metros. Por tanto, la originalidad se centraba en la maestría con la que el poeta era capaz de armar su composición. De buscar una nueva forma de decir lo ya dicho, lo ya expresado.
En este sentido, Góngora va a ser uno de los más brillantes poetas que han dado nuestras letras. Puesto que fue capaz de crear una nueva lengua poética que se elevaba más allá de la forma y el sentido de las palabras.
En cuanto al poema en sí, se suele comparar con el soneto de Garcilaso “En tanto que de rosa y azucena”, para observar la evolución del tratamiento de los temas en el Renacimiento y en el Barroco. Otorgando este último movimiento una actitud pesimista a lo tratado por los poetas de la generación anterior.
Como siempre que realizamos un comentario, somos conscientes de dejarmos mil cosas en el tintero. No obstante, toda poesía es un fluir infinito del que nos permitimos atrapar algunas luces.
Por cierto, no te pierdas nuestro análisis de la rima XI de Bécquer o el comentario de “A Dafne ya los brazos le crecían” de Garcilaso de la Vega
En cualquier caso, más abajo puedes realizar un comentario o pregunta sobre nuestro análisis del soneto “Mientras por competir con tu cabello” de Góngora.





