La poesía es un texto mediante el cual se pretende realizar arte con palabras. En esa pulsión estética, el poeta se sirve de una serie de recursos estilísticos y fonéticos, que cuando los analizamos nos permiten valorar más aún el contenido del poema. Es lo que sucede, por ejemplo, tras realizar el análisis de la rima XI de Bécquer.
Para ello, nos ceñiremos a los pasos que establecimos en nuestra entrada Cómo comentar un poema. En cualquier caso, un comentario de texto no es una ciencia exacta, por lo que el orden en el que se analiza la poesía puede ser variable.
Sí que es imprescindible que el comentario incluya un estudio tanto de la forma como del contenido, y la interrelación entre ambos aspectos. En mi caso, prefiero empezar con la métrica, ya que me sirve para centrarme en el poema y su estructura. Lo que me ayuda a leer con mayor atención e ir desentrañando el sentido del contenido. Empecemos:
Análisis de la rima XI de Bécquer
Vamos a señalar en negrita las letras que se repiten a partir de la sílaba tónica —que está resaltada en violeta—. Igualmente, separamos con el símbolo “/” las sílabas métricas y con los corchetes los hemistiquios.
Rima XI
—[Yo/ soy/ ar/dien/te/], [yo/ soy/ mo/re/na/], [5]+[5] = 10A
[yo/ soy/ el/ sím/bo/lo/] [de/ la/ pa/sión/]; [6-1]+[4+1] = 10B
[de an/sia/ de/ go/ces/] [mi al/ma es/tá/ lle/na/]; [5]+[5] = 10A
[¿a/ mí/ me/ bus/cas/?] —[No es/ a/ ti/, no/]. [5]+[4+1] = 10B
—[Mi/ fren/te es/ pá/li/da/]; [mis/ tren/zas/, de o/ro/]; [6-1]+[5] = 10A
[pue/do/ brin/dar/te/] [di/chas/ sin/ fin/]; [5]+[4+1] = 10B
[yo/ de/ ter/nu/ra/] [guar/do un/ te/so/ro/]; [5]+[5] = 10A
[¿a/ mí/ me/ lla/mas/?] —[No/, no es/ a/ ti/]. [5]+[4+1] = 10B
—[Yo/ soy/ un/ sue/ño/], [un/ im/po/si/ble/], [5]+[5] = 10A
[va/no/ fan/tas/ma/] [de/ nie/bla y/ luz/]; [5]+[4+1] = 10B
[soy/ in/cor/pó/re/a/], [soy/ in/tan/gi/ble/]; [6-1]+[5] = 10A
[no/ pue/do a/mar/te/]. —[¡Oh/, ven/; ven/ tú/!] [5]+[4+1] = 10B
Análisis de la rima y la métrica
El poema está compuesto por tres estrofas de cuatro versos de arte mayor con rima ABAB. Por tanto, la estrofa utilizada por Bécquer es el serventesio. Asimismo, observamos que el poeta utiliza versos decasílabos.
A este respecto, es preciso destacar que el decasílabo es un tipo de verso poco frecuente en la poesía en español. Tal y como indica Antonio Quilis en su “Métrica española“, es sobre todo empleado en el Romanticismo. Siendo apenas utilizado con anterioridad y posterioridad a este movimiento literario.
Del mismo modo, Quilis anota que el decasílabo ha sido frecuentemente usado como verso compuesto.
Es por ello que si comenzamos la escansión de los versos de la rima XI de Bécquer, no vamos a conseguir un cómputo silábico regular —nos darán versos de 9,10 y 11 sílabas—, hasta que alcancemos a comprender que el poeta utiliza un decasílabo compuesto.
Así pues, cuando dividimos el poema en dos hemistiquios, la métrica empieza a cuadrar en una combinación de dos pentasílabos (5+5). Señalar, también, que no hay sinalefa tras la palabra “soy” y las que la suceden empezando por vocal. Toda vez que se produce una pausa fonética tras su pronunciación.
En cuanto a la rima, esta es consonante según el esquema ABAB. Si bien, en los versos pares, las últimas palabras de los versos que cierran las estrofas (“no”, “ti” y “tú”) son monosílabas. En consecuencia, solo riman con sus contrapartes en la vocal.
Análisis de la estructura
Como ya hemos comentado, el poema está estructurado en tres serventesios. Asimismo, todos sus versos son esticomíticos. Esto es, la longitud de cada verso coincide con la longitud sintáctica de los enunciados. Así pues, no hay encabalgamientos. Lo que confiere un carácter sentencioso a cada uno de los versos y, por ende, al conjunto de la composición. Que se ve reforzado por la sucesión de asíndeton.
Del mismo modo, podemos observar que el contenido está dispuesto en forma de diálogo. En cada una de las estrofas se produce una conversación entre una mujer y la voz poética.
Estos diálogos tienen una estructura idéntica. En el sentido de que las tres mujeres se presentan a sí mismas indicando sus principales características.
Con relación a esto, observamos que en los dos primeros serventesios se repite el esquema de versos bimembres al inicio y al final de cada estrofa (1 – 4) y (5 – 8). En cambio, en el último serventesio, son bimembres los versos 9, 11 y 12. Que señalan una ruptura, con respecto a los dos anteriores.
Asimismo, vemos que las dos primeras mujeres terminan su presentación con una pregunta dirigida a la voz poética, con el propósito de saber si son ellas a quien busca el poeta. Por contra, la tercera mujer no pregunta, sino que directamente afirma que no puede amarlo.
En todos los casos, la voz poética da su respuesta al final de las interpelaciones hechas por las mujeres. Rechaza a las dos primeras. Pero a la última, que le niega su amor de antemano, le pide que sea ella la elegida.
Análisis del contenido
Así pues, continuando con el análisis de la rima XI de Bécquer, es preciso señalar que estamos, por tanto, ante una poesía que trata una de las temáticas más repetidas durante el Romanticismo. Nos referimos al tema del amor imposible. Este a su vez, lleva aparejado otro de los tópicos románticos, el del amor ideal.
De este modo, hay una confrontación entre las dos primeras mujeres, que se muestran como reales, posibles. Con la tercera en la terna, que aparece como un sueño, como una mujer inalcanzable para el poeta.
Cada una se muestra con sus cualidades. Lo vemos expresado a través de oraciones copulativas que se repiten en forma de paralelismos (soy, es, está), así como de la abundante adjetivación (morena, ardiente, pálida, etc.).
También hay que resaltar el uso de pronombres personales, que sirven para dar una voz deíctica a cada uno de los participantes en el poema (yo, tú, ti, mí). O de los determinantes posesivos (mi, mis).
Por su parte, los campos semánticos se agrupan en atención a la esencia de cada mujer. Así, en la primera: morena, ardiente, pasión, goces; en la segunda: pálida, oro —metáfora de cabellos rubios—, tesoro, ternura; y en la tercera: sueño, fantasma, incorpórea, intangible.
Destaca la caracterización de la tercera mujer, en tanto que representación del ideal. De ese amor imposible que se nos muestra como un ente inmaterial. Como si de un vano fantasma se tratase. Es decir, es la sombra de un sueño inalcanzable que se persigue en un alarde de vanidad.
En ese ideal se conjuntan la niebla y la luz. La confusión de la niebla y lo atractivo de una luz que como un aliento se muestra en un horizonte de esperanza. No importa que sea inalcanzable.
El espirítu romántico se aferrará a esa luz. Aun sabiendo que detrás solo está expresado el vacío de la nada. Y como un suplicante ante el cadáver de la poesía, pedirá en un ruego imperativo que venga a él.
Análisis de las intertextualidades
Finalmente, para terminar el análisis de la rima XI de Bécquer, podemos comentar que el periodo romántico se caracterizó por la búsqueda de unos límites que en ocasiones alcanzaban el absurdo.
Es lo que sucedía, por ejemplo, con el amor. Donde la juventud se sentía atraída por el llamado “mal du siècle”, que implicaba una exacerbación de los sentimientos. Sobre todo de aquellos que se relacionaban con esa búsqueda del amor idealizado, del imposible.
Un claro ejemplo de esto, lo encontramos en la novela “Las desventuras del joven Werther” de Goethe. Que se convirtió en un referente para los jóvenes románticos. Siendo muchos los que acudían al suicidio en una clara imitación del desdichado personaje del genio alemán.
Igualmente, en Sylvie de Gérard de Nerval se trata de forma magistral la contraposición del amor real frente al amor ideal. Tal y como hace Bécquer en su rima XI.
Por cierto, no te pierdas nuestro análisis de “Mientras por competir con tu cabello” de Góngora , de “¡Ah de la vida!” de Quevedo o de “Lo fatal” de Rubén Darío.
Como no puede ser de otra manera, nos hemos dejado elementos sin analizar. Es imposible incluir todo… En cualquier caso, esperamos que este ejemplo de comentario de una poesía os sirva como modelo de análisis.